Nice ( btw Paris & Me )

Semanas, días, horas, he estado contando desde que en medio de la noche con un pantallazo me decías que venías a Madrid, que volver a abrazarte tenía fecha, hora y número de reserva de un vuelo que volvería a llevarme a ti, a traerte a mí.

No hablamos todos los días, no hay mucho que contar. Mi nueva vida en otro país no tiene nada de especial, sigo luchando, sigo buscándome aun sabiendas que no sé si me quiero encontrar. Pero aún así, podría escribirte cada día para saber de tu nueva rutina desde que ya no estoy allí, preguntarte a quién escribes ahora en mitad de la noche embriagado de euforia y alcohol cuando buscas unos pies que calentar, o con quién hablas de OVNIS, del esfuerzo y del fracaso, del sentido de la vida con una botella de Sauvignon Blanc, quien te quita el sueño durante horas, y por quién te dejas abrazar.

Ahora después de todo este tiempo estamos tumbados en mi cama, y yo, con la cabeza apoyada en tu pecho mientras escucho el latido descompasado de tu corazón, mis dedos juegan a recorrer tu brazo disimulando, ya que en verdad me cercioro que el calendario y la distancia no me han hecho olvidar ni una sola peca que te dibuja. Vuelvo a respirar profundamente tu olor, ese olor a limpio tan tuyo y a la vez tan mio, el que me lleva de nuevo a aquella casa lejos de aquí y que en este instante siento tan cerca, que me devuelve a tardes, noches y mañanas de amor sin etiquetas, con presente y sin futuro, del que ahora prácticamente solo queda pasado.

No sabría decir qué me ha hecho mantenerte en una esquina de mi cabeza, ahí, apartado, sin molestar, esperando a que vuelvas de manera repentina y espontanea, porque así es como eres, porque así fue como terminé envuelta en todo esto. Ambos sentimos que ese adiós en aquella vía del metro un estúpido día de diciembre en verdad no era un adiós, que tras aquel abrazo, no sabíamos cuándo ni cómo pero volveríamos a vernos, y que aquello no era el final. No podía despedirme de alguien que me quería libre, y que libremente me elegía tantas noches de frío... Porque mas cerca te tenía cuanto mas volaba, porque me decías todo con una simple mirada y nunca me sentí ni sola, ni pequeña cuando borraste de mi vocabulario la palabra imposible, de tal forma que me creí la mujer más fuerte y bella del mundo con tus sonrisas y sin un solo piropo, porque hombres como tú no dicen cosas bonitas, que eso ya no se lleva, porque hombres como tú lo demuestran.

Y así, abrazada a ti, me pregunto si esto es de lo que otros hablan, lo que los libros que se amontonan en mi mesita de noche cuentan, me pregunto si esto es amor... Siempre he creído que el amor es esa emoción que persiste a lo largo del tiempo, aunque dos personas ya no estén juntas, uno realmente ama cuando piensa en pasado, si no me crees pregunta a alguien con pareja si está enamorado, difícilmente te contestará que no, ahora pregunta a alguien que una vez y apuesto que dos confesó estarlo, puede que te conteste que no está seguro e incluso que no.

Pero ahora por favor, mírame a los ojos y dime que esto no puede ser amor, dime que si nunca fue real no puede serlo ahora cuando la distancia nos mantiene de esta forma tan paralela. Pero yo te pregunto, ¿por que si nunca fue real me siento tan rota y vacía cuando no estás? ¿Por qué no me dejas apagar la luz como si trataras de que esta noche fuera eterna?

...Y contigo Gran Vía sabe a Londres y no importan las coordenadas de cuatro paredes cuando estamos los dos... Te miro y sonríes, suspiro y fantaseo con la próxima vez en que vuelva a verte, en que mis ojos se reflejen en tus ojos color del mar, que tus manos corten mi aliento, y que entre tus bromas sobre mi acento y copas de vino me vuelva a encontrar...

Ahora hago como que no te eché de menos, me esfuerzo porque no notes este nudo en mi garganta cuando pienso que un adiós se repite, porque mañana haré como que no me importa que te vas ni si volverás.